A principios del siglo 20, el aumento del militarismo y la ambición colonial entre las potencias europeas llevaron a cuatro crisis internacional: La crisis marroquí, entre 1905 y 1906; La Ocupación de Bosnia-Herzegovina por parte de Austria en 1908; El incidente de Agadir en 1911 y Las Guerras Balcánicas entre 1912 y 1913.
La tensión entre los países aumentó de tal forma que sus habitantes sentían muy cercana la llegada de la guerra. El 28 de junio de 1914, el heredero al trono austro-húngaro, el Archiduque Francisco Fernando, fue asesinado en Sarajevo por el activista serbo bosnio GAVRILO PRINCIP, miembro de la organización nacionalista serbia La Mano Negra.
Este atentado provocó una serie de acontecimientos que llevaron al mundo a una guerra global en donde se luchó por tierra, mar y aire, obteniendo como resultado final la destrucción de cuatro imperios y más de quince millones de muertos.
La tragedia no solo acabó con la magnitud del desastre sino que dejó a Europa tan dividida por el rencor y el odio racial que una segunda guerra mundial se veía como inevitable en el horizonte.